¡Hola a todos!
Hoy justo se cumplen dos meses de nuestra vuelta de la Observación en
Treloweth School en Truro (Cornwall). Coincidencia en número, dos han sido los
años que hemos estado esperando Raquel (Palencia), Cristina (Segovia), David
(Burgos) y yo para poder llevar a cabo el One 2 One en el extranjero, ya que el
famoso “Covid” nos canceló todo en el último momento. Pero como se suele decir…
¡lo bueno se hace esperar! Y tanto que bueno.
Aunque otros años he participado en este proyecto en distintas modalidades,
esta puede que haya sido la más enriquecedora y la más especial. Parece mentira
que se llame One 2 One, porque yo me llevo la mochila llena de experiencias de
distintos profesionales de la educación: maestros y asesores de formación. Lo
he dicho siempre al finalizar cada una de las observaciones que he hecho, tanto
a nivel individual como en el Team 2 Teach, tanto de observadora como de
experta… Este proyecto merece la pena muchísimo. ¡Qué importante es vernos,
observarnos y compartir!
Nuestro viaje comenzó el viernes 11 de marzo por la tarde, yo me fui en tren
hasta Madrid con Raquel y allí nos esperaba David. Primera toma de contacto
presencial, ya que virtual llevábamos dos años hablando, conociéndonos y
compartiendo cosas. Primera cena llena de cosas que contar y que compartir.
Tuvimos que madrugar bastante al día siguiente para coger el avión. En el
aeropuerto nos encontramos con Cristina y Marivi, asesora del CFPI que nos
acompañó en esta estancia. Allí conocimos a Álvaro y a Lydia, de Miranda de
Ebro, que viajaban con nosotros a Truro, ellos con la modalidad School 4
School. Nos esperaba un viaje en avión cargado de…¡chocolate! Llegamos a
Londres a la hora prevista, con algún imprevisto… mi maleta no quiso viajar con
nosotros pero eso no fue motivo de amargarme el viaje.
De camino a Truro primera parada cultural, Stonehedge. Una
maravilla. Llegamos a Truro después de un largo viaje y primera
degustación de unas pintas en un bar típico. Tuvimos el domingo para conocer la
ciudad y conocernos más entre nosotros.
Y por fin llegó el lunes, recogida de la “furgo” para ir al cole y hacer
excursiones en los ratos libres, estábamos espectantes por llegar al que iba a
ser nuestro cole esa semana: Treloweth Primary School.
Durante la observación en el cole, hemos podido observar aulas de
prácticamente todos los niveles y distintas asignaturas. Para mí lo más
provechoso eran las clases de “phonics” y “literacy” en los primeros años, ya
que yo en este momento estoy trabajando como especialista de inglés en
infantil.
Las aulas estaban muy bien decoradas con rincones bien diferenciados de
biblioteca, lectura, instrumentos de música, matemáticas, literacy… Aunque en
mi caso no llegué a ver la utilización de esos rincones de aprendizaje. Me
llamó mucho la atención el que en cada aula hubiera al menos un profesor
ayudante que facilitaba mucho la tarea al profesor tutor, el cual impartía
todas las asignaturas, excepto educación física y español. Al final de cada
sesión los niños tenían un descanso de unos 15 minutos, salían al patio a
desfogarse un poco y volvían al aula a la siguiente sesión. Esta organización
la veo muy beneficiosa sobre todo para ciertos alumnos, especialmente en los
primeros años de escolarización.
En cuanto la coordinación entre los profesores del mismo nivel se veía que
estaban muy coordinados, el hecho de trabajar sin libros de texto hace que esto
sea imprescindible, y allí se notaba que esa coordinación era un punto fuerte.
Llamaba mucho la atención el silencio en los pasillos y eso que los niños
podían salir y entrar del aula sin pedir permiso. Cómo iban de un sitio a otro
en fila y en silencio. ¡Sí! Existe ;)
En infantil y primeros cursos de primaria la jornada siempre empezaba con
phonics, literacy y matemáticas, después iban alternando con sesiones de
spelling contest, juegos, plástica, música… Las áreas de naturales y sociales
las trabajaban a través de proyectos pero no tenían un horario específico para
ellas.
Algunos profesores compartieron con nosotros un montón de recursos e incluso
algunos nos hicieron muy participes de las clases y les enseñamos a los niños
vocabulario, canciones y cultura de nuestro país, dependiendo de la edad.
Yo, personalmente, me quedo con la experiencia de ver como los niños
ingleses se introducen en la lectoescritura y de ahí he aprendido un montón de
técnicas que ya he puesto en práctica en mi aula.
Sin hacer ningún tipo de crítica ni menosprecio, he de decir que esta observación
fuera de España también me ha servido para apreciar y valorar nuestro sistema
educativo, que tendrá cosas malas, pero tiene cosas muy buenas. Estamos por
buen camino y tenemos que seguir en él. Y para ello hay que seguir potenciando
este tipo de proyectos, hay que seguir abriendo las aulas, que, aunque no lo
creamos tenemos mucho que aprender, pero también mucho que aportar.
Por otro lado, este tipo de observación e inmersión en un país extranjero
con compañeros que se convierten en amigos, es sin duda una experiencia única.
No parábamos de contarnos cosas, experiencias, recursos, actividades…, era una
observación docente 24/7. También hemos compartido risas, canciones, cenas,
pintas, excursiones, ropa, maquillaje, compras, muchas compras… que como buenos
maestros… hemos venido cargados de libros.
En resumen, una experiencia inolvidable. Me llevo un montón de cosas buenas
tanto a nivel profesional como personal. Nunca olvidaré nuestra observación en
Cornwall. Y todo esto no sería posible sin el equipo de asesores del CFPI que
organizan estos proyectos de innovación en Castilla y León.
Un saludo especial desde aquí a Javier, que tanto nos ha cuidado en la
distancia, a Marivi, que nos ha acompañado en todo momento y a mis compis
Raquel, David, Cris, Álvaro y Lydia que me han hecho aprender y disfrutar
mucho.
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